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PRINCIPIO 4

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Tabla de Autoevaluación
T P
C
A
OBJETIVO
LEY 1 1
1
4
6
3
MENTE
100%
LEY 2 2
0
7
0 1
LEY 3 3
2
3
5
2
CORAZÓN
LEY 4 4
0
0
0
0

"¡BÁJATE DEL BURRO!"

Es una orden que debes decirle al espejo. Esta voz indica "¡No me aburras!". Te sugiere vigorosamente expresarte con gracia y entusiasmo de comienzo a fin, de manera que el oyente enfoque su atención en el tema y no se aburra.

Este principio es al que menos importancia dan los inexpertos y novatos en oratoria, y me apena decirlo, también muchos maestros de oratoria. Tiene que ver con el sistema de descanso del cerebro, que es la torre de control de nuestro cuerpo.

Cuando el corazón se contrae y relaja rítmicamente como al  compás de una canción, nos encanta oír su pump-pump. Sentimos como si fuera un constante recordatorio de que estamos vivos.

El corazón es tan fuerte que se contrae y relaja durante toda la vida casi sin parar. El proceso se llama sístole y diástole. La sístole bombea la sangre enviándola a todo el cuerpo. La diástole en cambio lo relaja para que la sangre ingrese para ser bombeada nuevamente al cuerpo.

En un adulto promedio la frecuencia de sus latidos es de unas 70 veces por minuto. ¡Eso significa menos de un segundo por latido!  El tiempo de bombeo o contracción (sístole) dura unos 0,3 segundos, y el tiempo de descanso o relax (diástole), unos 0,5.

¡Asombrosamente el corazón descansa más tiempo del que trabaja! Eso significa que -en condiciones normales- en 24 horas descansa más tiempo del que trabaja. Eso explica por qué puede durar tantos años sin malograrse. De hecho, hay científicos que creen que el proceso está tan bien diseñado que podría durar cientos o quizás miles años sin detenerse. El secreto está en el descanso. No es un descanso a medias, sino completo.

Puedes notarlo al observar la raya horizontal perfecta en el equipo de un hospital. Cada bip significa la sístole (el tiempo que pasa bombeando la sangre), inmediatamente después sigue la diástole, que dibuja una raya perfecta, indicando un descanso total y absoluto. Cuando alguien fallece, la raya se mantiene perfecta. No hay más sístoles.

¿Qué tiene que ver todo esto con el cuarto principio? Te lo digo para que comprendas una de las grandes diferencias con el cerebro.

El corazón descansa entre latido y latido. ¡Pero el cerebro no late ni se detiene! Solo se detiene al fallecer la persona. Desde aproximadamente la segunda semana de la concepción comienza a trabajar las 24 horas durante toda la vida. ¿Nunca se detiene? ¿Cómo es posible que trabaje sin detenerse y sin embargo sea tan eficiente?

Es como si el encargado de la torre de control de un aeropuerto nunca dejara de observar ni dirigir los aviones. ¿Cómo sería capaz de seguir viviendo? ¡Toda maquinaria o pieza de maquinaria necesita detenerse y recibir mantenimiento, luego puede seguir funcionando. La gran pregunta es: "¿Cómo puede el cerebro manejar tanta actividad sin detenerse?" Y la gran respuesta es: "Entretenimiento".

Entretenimiento, diversión y distracción permiten que el cerebro funcione bien. Lógicamente, hay causas físicas, como deficiencias alimenticias, enfermedades y accidentes que podrían afectar su funcionamiento. Pero el aburrimiento y el tedio lo cansan y agotan de otras maneras.

Si un médico detecta que la persona está llegando al límite, le recomienda que se divierta y se distraiga, que salga a pasear, que tome unas vacaciones, que se relaje, que se olvide por un tiempo de los problemas, etc. En realidad, le está prescribiendo entretenimiento.

¿No has notado que algunas personas nunca toman vacaciones y, sin embargo rinden bien y están contentas con su trabajo? ¿A qué se debe? ¡A que su trabajo les encanta! Todo el tiempo se sienten entretenidas. A veces hay que forzarlas o amenazarlas para que se tomen unas merecidas vacaciones. El entretenimiento es la clave. 

Por eso es la bse del cuarto principio fundamental de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás. Es imposible que un auditorio preste toda su atención a un lector u orador aburrido, pero es de lo más predecible que prestarán toda su atención a un orador entretenido.

El corazón puede aguantarlo, pero no el cerebro. Un orador o lector aburrido atenta contra el propósito de la comunicación. Daña su propia imagen. Echa a perder el tiempo y la paciencia de sus oyentes. Perjudica los onerosos y complicados arreglos del patrocinador. Causa una retracción del entusiasmo y la motivación. Promueve la deserción y, en el peor de los casos, una desbandada. Nadie tolera muy bien que algo los aburra.

Siendo un órgano encargado de tantas tareas simultáneas, el cerebro no se puede dar el lujo de aburrirse. Por ejemplo, un conductor de tren o piloto de barcaza o avión que se aburra, podría adormecerse, matar a mucha gente y ser condenado por negligente. Así que no es broma. Podría resultar de vida o muerte.

Un discurso entretenido cumple con el cuarto principio. Estúdialo con cuidado y atención en el apartado correspondiente.

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